La leve baja de abril queda diluida: análisis de un mercado volátil y sus repercusiones en el bolsillo del ciudadano.
Las estaciones de servicio YPF de Venado Tuerto amanecieron hoy con nuevos precios en sus surtidores, marcando un inesperado incremento en los combustibles tras un breve período de estabilidad. El aumento, efectivo desde la madrugada, ha generado sorpresa e incertidumbre entre automovilistas y transportistas locales, quienes ya resienten el impacto en sus economías.
La suba, aunque considerada moderada, contrasta con la leve reducción del 4 % experimentada a finales de abril, generando interrogantes sobre la dinámica del mercado y la previsibilidad de los precios. Según los datos relevados, la nafta súper pasó de $ 1.249 a $ 1.259 por litro, mientras que la Infinia se elevó de $ 1.435 a $ 1.438. El Diésel 500, por su parte, escaló de $ 1.257 a $ 1.263 y el Infinia Diésel, de $1.392 a $1.398. Si bien el ajuste individual por litro oscila entre los $ 3 y $ 10, el impacto acumulativo en el presupuesto familiar y en los costos operativos del transporte se percibe con mayor intensidad en el contexto inflacionario actual.
Curiosamente, YPF no ha emitido un comunicado oficial explicando este nuevo ajuste de precios. Sin embargo, fuentes del sector apuntan a la reciente autorización del Gobierno nacional para aumentar en un 5 % el precio de los biocombustibles, según las resoluciones 195 y 196/2025 publicadas en el Boletín Oficial. Estos productos, indispensables para cumplir con las regulaciones de mezcla obligatoria en naftas y gasoil, ejercen una presión directa sobre la estructura de costos de las petroleras.
La falta de transparencia en la comunicación de YPF genera suspicacias y dificulta la comprensión de las fluctuaciones del mercado. Si bien la suba de los biocombustibles ofrece una explicación parcial, la volatilidad del precio internacional del crudo, la constante evolución del tipo de cambio y la persistente inflación interna continúan siendo factores determinantes que influyen en el precio final que paga el consumidor en la bomba.
Análisis: una baja marginal en abril, diluida por factores estructurales
La breve tregua experimentada en abril, con la mencionada reducción del 4 %, ahora parece ser un espejismo en el horizonte. Si bien la baja puntual pudo haber brindado un breve alivio, el reciente aumento evidencia la fragilidad de cualquier intento de contener los precios en un contexto macroeconómico tan inestable. La dependencia de los biocombustibles, cuyo precio es regulado por el Gobierno, expone al mercado a fluctuaciones imprevistas.
La falta de una política energética integral y la ausencia de mecanismos de amortiguación ante las variaciones internacionales del petróleo dificultan la estabilidad del mercado interno. La escasa comunicación por parte de YPF, sumada a la opacidad en la determinación de los precios, alimenta la incertidumbre y genera desconfianza en los consumidores.
En definitiva, el aumento en los combustibles de Venado Tuerto, aunque moderado en apariencia, representa un nuevo golpe al bolsillo de los ciudadanos y pone de manifiesto la necesidad de una revisión exhaustiva de las políticas energéticas y la implementación de medidas que permitan mitigar el impacto de la volatilidad del mercado en la economía local. El desafío radica en encontrar un equilibrio que garantice la rentabilidad de las petroleras y, al mismo tiempo, proteja el poder adquisitivo de los consumidores, evitando que la energía se convierta en un factor limitante para el desarrollo económico y social de la región.