Después de semanas de incertidumbre y conflicto, la empresa Vassalli Fabril y sus trabajadores llegaron a un acuerdo que permitirá la reanudación de la producción en la planta de Firmat a partir del próximo lunes. El convenio, rubricado en el Ministerio de Trabajo de Rosario, garantiza la reincorporación de los 288 empleados, incluyendo los delegados que habían sido previamente cesanteados y denunciados penalmente. Si bien desde la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) reconocieron que el acuerdo no satisface plenamente sus expectativas, prevaleció la voluntad de los trabajadores de mantener la fábrica en funcionamiento.
El acuerdo alcanzado establece la reanudación de las actividades productivas con una jornada laboral reducida durante los próximos seis meses. Además, se acordó un plan de pagos para saldar los salarios adeudados, comenzando con un monto inicial de 500 mil pesos por trabajador. Una novedad importante es la designación de un veedor por parte de la provincia, quien supervisará la comercialización de la maquinaria ya vendida por la empresa y los plazos de entrega. "Cada máquina que salga va a tener un porcentaje para la cuota de la deuda", explicó Diego Romero, secretario general de la UOM de Firmat, destacando que esto podría acelerar el pago de la deuda a los trabajadores.
La incertidumbre persiste
A pesar del acuerdo, persisten las tensiones. Los trabajadores han advertido sobre la falta de insumos para fabricar las cosechadoras vendidas, lo que genera dudas sobre la viabilidad a largo plazo de la empresa. Según denuncian, existen 12 máquinas vendidas que no pueden ser producidas debido a la falta de materiales, e incluso señalan posibles estafas a proveedores y compradores. El reinicio de la producción con una jornada reducida es visto como un alivio, pero la incertidumbre se mantendrá hasta que la empresa demuestre su capacidad para cumplir con los pagos, asegurar el suministro de insumos y sostener las ventas.
Todos adentro
Diego Romero valoró que el acuerdo permitió "retener a los 288 compañeros en la planta", lo cual consideró un "gran mérito" en el contexto actual del país y la industria. Subrayó que la condición fundamental para aceptar el acuerdo fue que "entran todos o no entra ninguno", reconociendo que la empresa necesita de todas las secciones trabajando en conjunto para ser operativa. Aunque reconoció que es "injusto" que los trabajadores deban resignarse a cobrar la deuda en cuotas o recortar la jornada laboral, destacó que la prioridad es mantener la empresa abierta y proteger las fuentes de trabajo.