Una lucha que valió la pena.
Nació 24 de julio de 1923 en Venado Tuerto, en la esquina de Garibaldi y Juan B. Justo, donde su padre era propietario de un negocio de imprenta y librería y uno de los primeros radioaficionados del país. Según le contaron, cuando la pelea (Luis Ángel) Firpo- (Jack) Dempsey, "tenía tres meses y estaba en los brazos de mi madre, mientras papá, con sus auriculares puestos, les retransmitía el relato a un grupo de amigos que se habían reunido para seguir las alternativas del combate."
Nació 24 de julio de 1923 en Venado Tuerto, en la esquina de Garibaldi y Juan B. Justo, donde su padre era propietario de un negocio de imprenta y librería y uno de los primeros radioaficionados del país. Según le contaron, cuando la pelea (Luis Ángel) Firpo- (Jack) Dempsey, "tenía tres meses y estaba en los brazos de mi madre, mientras papá, con sus auriculares puestos, les retransmitía el relato a un grupo de amigos que se habían reunido para seguir las alternativas del combate." Es decir, de lactante anduvo entre cables y micrófonos. Hizo parte del primario en la Escuela Evangélica Mixta, que funcionaba en avenida Centenario (hoy Casey) e Iturraspe; cuando se produjo su cierre siguió en la Escuela Normal, y el secundario en el Colegio Hispano Argentino, del profesor Manuel Vicente Manzano, recordado por su rectitud y disciplina. Aún estudiante empezó a practicar en Publicidad Rueda, que era la red de altavoces que había en el pueblo y le abrió el paso a su vocación y cometido empresarial. Le gusta la música pero sujeta a una selección muy exigente; reparte su atracción entre el primer cine argentino y el de los ´80, "de La guerra gaucha a Made in Argentina", define; gusta del teatro y elogia a los actores locales, de buen apetito y adicto al chocolate y la buena cerveza. Hilmar Horacio Long, propietario de LT29, con sus 85 años sigue siendo un hombre de radio, yendo a su segunda morada cada día de todos los días del año, "para ver cómo anda la cosa" y metiendo su bocadillo en algún espacio de la programación. No se ve sentado en el banco de la plaza viendo pasar el tiempo, sigue activo y disfrutando de lo que es su vida: la radio.
En l949 compró, en sociedad con Ártico Marquetti, Publicidad Rueda, que funcionó en San Martín 177: -"En el ´52 adquirí la otra parte y me trasladé a Rivadavia y Castelli, mientras edificaba, con miras a que un día podría llegar a ser radio, en Iturraspe 777. Ahí ya era Publicidad San Martín y contábamos con un plantel realmente capacitado, Alberto Raies, Alberto Borello, Eleuterio Battista, Carlos Ibarguen, Atilio Giovagnoli, Roberto Maidana, los hermanos Reyes, entre otros. Un plantel que de a poco se fue metiendo en la gente que los domingos a la tarde escuchaba los comentarios y las grabaciones de los goles del fútbol de AFA (Asociación del Fútbol Argentino). Los primeros grabadores que fabricó Pedro Perich los tuvimos nosotros y pasábamos los goles de Fioravanti (el relator más renombrado de la época), de manera especial en la zona céntrica; la cobertura del TC (turismo carretera) con la Vuelta de Santa Fe, el Polo, con los Alberdi y los Cavanagh, una final de la Liga Venadense en cancha de Huracán, con la transmisión de Raies y el comentario de Luis Scaraffía, la pelea por el título entre Nicolino Locche y Paul Fuyi, y la cobertura de tantos otros sucesos trascendentes de la vida de la ciudad y la historia de la propaladora y hoy de la radio."
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Esto prendió tanto que otros vecinos pedían la extensión de la red de altavoces: -"Haciéndonos eco de la inquietud y con mucho esfuerzo llegamos a otros sectores, como el otro lado de la vía y la zona norte y sur de la ciudad. Pero Venado iba creciendo y esta modalidad empezó a molestar a algunos vecinos por el volumen de la transmisión; al principio no entendía la razón de la queja, con el tiempo comprendí que tener un parlante al lado de la casa no es lo mejor para el que quiere y necesita de la tranquilidad y el descanso, más allá del fin que se perseguía con nuestro trabajo. También iniciamos conexiones internas domiciliarias con lo que estaba tomando vuelo en otras localidades, el circuito cerrado; yo no era entusiasta de hacer una inversión de esa naturaleza, le veía vida corta porque mantenía centrada mi expectativa en la radio y la certeza que cuando ésta se concretara, aquello iba a desaparecer. Y así fue, como ocurrió con la propaladora. Era una consecuencia lógica. Por entonces venía gestionando su habilitación, luchando contra una burocracia que si no se tenía entereza y decisión, te quebraba en el intento. En los organismos estatales preguntaban: "¿Ustedes escuchan radios de Buenos Aires bien? ¿Y de Rosario?" Al contestar afirmativamente, te decían: -"Entonces para qué quieren una radio. Hasta que en abril de l969 obtuvimos la adjudicación; fue una lucha en soledad, pero valió la pena."
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El 31 de enero de l970 LT29 salió al aire. Se hacía realidad un sueño: -"Siempre pensé y sigo haciéndolo hoy, que la radio debía cumplir un cometido regional y una acción comunitaria, estar al servicio de la gente. Primero la noticia de Venado, pegada la regional y después lo nacional e internacional, en lo que configura el marco más destacado de las noticias. Al principio conectamos los boletines de emisoras capitalinas, pero después hicimos nuestro propio servicio informativo, donde entre otros se destacaba la voz de Enrique Ganem, muy cuidadoso y responsable en todo lo suyo.
Lo interesamos a quien era Interventor en la Municipalidad, el coronel Roberto Gilera, para que creara una oficina de prensa y al poco tiempo empezó a funcionar y a facilitarnos información sobre la actividad del Municipio. Mantuvimos una relación respetuosa y en general no hemos tenido presiones de los gobiernos de turno, quizás porque mostrábamos prudencia en el tratamiento de la noticia y tal vez porque la dinámica y la forma de hacer periodismo de aquellos años están lejos de éste de hoy, donde la libertad permite licencias antes vedadas. Nos manejábamos con un criterio de servicio y la gente aceptaba eso."
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A quien más recuerda y valora es a Luis Scaraffía: -"Estuvo con nosotros en Publicidad San Martín, pronto se fue a probar a Rosario y quedó; estuvo en radios rosarinas, en Río Cuarto y Buenos Aires. Todos conocen su trayectoria. Un verdadero profesional, activo, capaz y temperamental, que en dos momentos de la vida de la radio lo llamé para que me ayudara con sus conocimientos a introducir cambios que acompañaran a una ciudad que no se detenía y demandaba respuestas acordes a ese crecimiento."
En su memoria está otro nombre, Alberto Raies: -"Un periodista dotado. Lamentablemente su muerte prematura le impidió su paso por la radio. Tampoco me olvido de Alberto Borello, un colaborador leal, que a pesar de estar al frente de un negocio de su propiedad siempre encontraba un hueco para dar una mano, sobre todo en el inicio de la radio. Todos deben recordar cuando viajó a Biarritz (Francia) cubriendo la actuación de Alejandro Tarducci y Federico Elortondo, que se consagraron campeones mundiales de pelota a paleta."
Y por supuesto su hermano Oscar Roberto: -"El Chove, como todos le decimos, que me acompañó en las buenas y las otras; está en Buenos Aires y hace poco cumplió los 80. Lo estoy entusiasmando para que venga y vea la nueva cara de Venado y de esta cuadra (donde está la radio), para que conozca y se sorprenda de como está hoy."
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La radio le deparó la satisfacción de haber concretado algo que parecía inalcanzable, muchos amigos y el reconocimiento de la gente: -"Cuando voy por la calle algunos me dicen: ¿Todavía seguís en la radio? ¡No te vayas nunca!" En esto yo me he hecho la promesa de seguir estando; ahora lo otro ya entra en una decisión que no es mía, sino de mi tiempo de vida. La eternidad no la tengo comprada.
Mientras mi hijo, Daniel (Dani), y mi yerno, Gustavo Fernández, manejan la radio, como para despuntar el vicio sigo estando, viendo qué pasa, preparando los informativos y poniendo la cuota del recuerdo en el programa de los domingos: "Qué sabe usted de Venado", colaborando con Edgardo Holz, el doctor Roberto Landaburu y Felipe Saade, que tiene la aceptación y mucha participación de la gente.
El paso cansino no le quita ritmo a su tiempo: -"No me veo sentado en el banco de la plaza viendo pasar la vida. No descanso, pero no me cansa". Toda una definición, donde la radio, la alegría de tener sus hijos y el goce de sus nietos, le hacen sentir la convicción de que la lucha valió la pena. Y quizás, que el chocolate y la buena cerveza le mantienen la mente despierta y las fuerzas prestas para llevar los años sin sentirlos una carga.
Texto: Esteban Stiepovich
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