Prácticamente no hay semana en la que no nos toque contar -sea por Panoramavt.com.ar o por la radio- algún episodio ligado a una estafa o engaños virtuales. Esta vez, el periodista se convirtió en presa de los estafadores y fue la víctima. 

Muchas veces en el trabajo periodístico de todos los días, nos toca dar cuenta de las estafas virtuales, los engaños telefónicos que, desgraciadamente, pareciera que cada vez son más y poco se hace (¿o puede hacerse?) para proteger a los ciudadanos de ser víctimas de estos hechos. Podríamos analizar aquí la responsabilidad de las entidades bancarias o de las herramientas tecnológicas que hoy ya son parte indisoluble de nuestras vidas, como los teléfonos celulares, las computadoras y las aplicaciones que usamos diariamente para trabajar, comunicarnos o simplemente, entretenernos. 

Lo cierto es que ayer por la mañana, poco después de las 9, comienzan a entrar mensajes al celular, en donde me advierten que "alguien está usando tu cuenta de whatsapp". Incluso pocos minutos después, haciendo el habitual programa de todas las mañanas en FM la 100 Venado -Info100- el mismo productor del programa recibe un mensaje de alguien (que supuestamente era yo) diciéndole que yo había cambiado el número de teléfono y que me agende. Trascartón, y con un estilo coloquial, el mensaje le "contaba" que estaba vendiendo dólares muy baratos. Una tentación. Esta situación, por lo que pude comprobar, se repitió decenas de veces, con muchos de mis contactos y usando más o menos siempre la misma estrategia: cambié mi número, algunas palabras como para generar confianza y cercanía en la charla y la historia de los dólares baratos. Claro, como bien dice el refrán "cuando la propina es grande, hasta el santo desconfía". En muchos casos la persona advertía inmediatamente que se trataba de un intento de estafa, cerraba rápidamente el chat  y bloqueaba el número. Y un detalle: las personas contactadas recibían mi supuesto aviso del cambio del número de celular con mi foto pero claro, el "nuevo número" generalmente era uno con característica de Salta. Y digo generalmente, porque algunas personas dicen haber recibido ese mensaje desde un número característica de San Gregorio o de Mar del Plata.

Afortunadamente -al menos hasta donde pude averiguar- nadie resultó víctima total de este intento de estafa, nadie llegó al extremo de depositar el dinero en la CBU que este sujeto (¿o eran varios?) les daba a las posibles víctimas. Pero algunos allegados estuvieron muy cerca, lo que no deja de ser una situación angustiante y que nos hace sentir cuán expuestos estamos todos ante situaciones de este tipo.

Y por si esto fuera poco, al llegar a casa y abrir la computadora de trabajo, me encuentro con un mensaje de Facebook en donde me comunican que mi cuenta fue suspendida temporalmente porque se detectó un intento de entrar a mi perfil desde un dispositivo ubicado en Maracaibo (Venezuela) a las 2.58 de esa madrugada.

Esta crónica pretende ser, más que nada, un relato que pueda servir para que todos estemos más atentos. Y si bien no se puede vivir desconfiando de todo y de todos, evidentemente, todo este universo de la virtualidad, no es tan seguro como quisiéramos creer. 

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Laboratorio de Analisis Clínicos

Mario Maestu