El 23 de mayo de 1946, el entonces presidente Juan Domingo Perón creó la Secretaría de la Salud de la Nación con rango ministerial. El primer ministro en asumir fue el doctor Ramón Carrillo. El Círculo Médico de Venado Tuerto conmemora la fecha que ejemplifica un momento de decisión política que marcó un punto fundamental para el desarrollo de la salud en la Argentina.

El titular del Centro Médico, Ramiro Huber, destacó que “la atención de la salud hasta ese momento no era parte de la cosa pública, el rol del Estado se limitaba a actuar como policía sanitaria controlando a los vectores de algunas enfermedades como mosquitos o ratas, y aislando a los enfermos con patologías infecto contagiosas”. Además, el profesional explica que la atención de algunos enfermos era una preocupación de las asociaciones de beneficencia o de la Iglesia. También algunas comunidades de inmigrantes llevaban adelante las tareas con mucho esfuerzo y comenzaban a organizar sus hospitales de comunidad.

En cuanto al papel desplegado por Carrillo al frente de la cartera de salud, Huber destacó que no cabe otro calificativo que no sea de “brillante”. “Durante su gestión el Estado nacional comenzó a tomar protagonismo en materia de salud pública y a garantizar la atención de la población en sus problemas de salud. Se crearon hospitales en todo el país, se multiplicó el número de camas disponibles para internación, se combatieron enfermedades con extensos planes de vacunación, y por sobre todo, Carrillo le inspiró un sentido social y humanista a la práctica de la medicina que aún hoy perdura en el pensamiento sanitario argentino”, indica.

Carrillo nació en Santiago del Estero y estudió medicina en la Universidad de Buenos Aires. Se formó como neurocirujano en Europa y, a su regreso, fue convocado por Perón para ocupar el Ministerio. A partir del derrocamiento del gobierno constitucional y los sucesivos golpes militares, Carrillo sufrió la persecución y las amenazas del régimen y debió exiliarse. Murió pobre y olvidado en un pequeño pueblo brasilero.

Huber recuerda su mensaje a los ingresantes a la carrera de medicina cuando les pedía que “no se embrutezcan” aprendiendo solo la biología y olvidándose del ser humano. Y que “les pedía que piensen y no solo estudien. Su mirada social de la salud y de la enfermedad quedó tan claramente reflejada cuando dijo que frente al infortunio de los pueblos, frente a la miseria y a la pobreza, los microbios como causa de enfermedad son unas pobres causas”, recuerda el presidente del Círculo Médico.

Finalmente, subraya la importancia de recordar el valor asignado por Carrillo a la dimensión social y el “rol rector” sobra la salud pública que tuvo el Ministerio de Salud de la Nación durante su gestión, acentuándose “el nivel creciente de inversión que mantuvo durante esos años”.

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Laboratorio de Analisis Clínicos

Mario Maestu