Por Darío H. Schueri – Desde Santa Fe

Desde la bíblica caída de Adán y Eva, la gente ha tenido la inclinación de dejarse llevar por los deseos del mundo y sucumbir ante los apetitos y las pasiones. Quienes tuvieron la temeraria idea de utilizar a Leonel Messi a manera de rehén para visibilizar mundialmente sus hazañas (lo admitió el propio fiscal de la causa, Federico Rébola) movieron el avispero ¿sin medir sus consecuencias? A menos que “sepan” que no va a pasar nada. La “clase política” -si es que ya no lo hizo en algún momento- aún corre el riesgo de morder la manzana envenenada de Rosario.

Mientras el presidente de la Nación Alberto Fernández y su ministro de Seguridad Aníbal Fernández pronunciaron las tristemente célebres frases icónicas de la semana “algo más habrá que hacer”, y “ganó el narcotráfico” sobre Rosario, el columnista de La Nación Joaquín Morales Solá escribió que “llegaron a Rosario fuerzas federales (sobre todo, la Policía Federal y la Gendarmería) y aumentaron los crímenes. Nunca había sucedido antes semejante desafío del delito. ¿Por qué ahora sí ocurrió?”

El intendente de Rosario, Pablo Javkin, está convencidísimo de que “los responsables (del ataque al Supermercado Único, perteneciente a la familia de Antonela Roccuzzo) no tienen nada que ver con una banda, sino con las fuerzas de seguridad”.

Los que dispararon fueron profesionales. Tenían hasta guantes”, sostuvo Javkin, para insistir por enésima vez que el narcotráfico penetra en todos los niveles del poder”. Morales Solá indica en su editorial que “la cocaína (o el grueso de ella) no entra por Bolivia, sino por Paraguay. Por eso, Rosario es clave; la droga ingresa por la hidrovía hasta el puerto rosarino”.

El gobernador Perotti inmediatamente se reunió con el jefe de Gabinete, el rosarino Agustín Rossi, y el ministro del Interior Wado de Pedro, para firmar un convenio que habilitará a las fuerzas de seguridad santafesinas el uso del Sistema de Identificación Segura, y financiará la compra de 600 cámaras de vigilancia con reconocimiento facial.

Acto seguido, las crueles redes sociales mostraron a los ciudadanos indignados: “¿Y qué ganamos los rosarinos?; meten cámaras por toda la ciudad al pedo, después no funcionan la mitad; te roban, te pegan un tiro y quedás grabado al pedo. Acá tienen que salir todas las fuerzas de seguridad a la calle, no filmar cómo nos roban y matan”, posteó uno de ellos.

Omar Perotti asumió que el crimen organizado “crece cada vez más” y cuestionó el uso político de la problemática, cargando las facturas sobre sus inmediatos antecesores: “Hace tres años que gobierno y 12 que comenzó esta situación”. Todas las bandas existían mucho antes de que llegáramos al gobierno”, disparó.

El exministro de Seguridad y actual diputado provincial UCR, Maximiliano Pullaro, venía planteando en medios de comunicación nacionales que “nosotros con la policía de Santa Fe nos encargamos de que los tipos estén presos (y enumera a todos los jefes narcos que él encarceló), pero desde la cárcel hacen una fiesta. Apenas asumió el gobierno de Perotti disolvieron los pabellones de alto perfil. No investigaron al crimen organizado. El delito se empoderó”, devolvió.

A su turno, la diputada socialista Clara García encabezó una reunión con equipos técnicos de su partido porque, dijo, “la lucha contra la inseguridad en Santa Fe no puede demorar un minuto más. La mentira de Perotti, de la paz y el orden, no puede repetirse", aseguró. Y agregó: "Un tema tan complejo debe abordarse con seriedad, con planificación y de manera multidisciplinaria”, describió.

El diputado nacional peronista Roberto Mirabella se enfocó en el gobierno nacional: “El Ministerio de Seguridad de la Nación cree que con mandar gendarmes se soluciona todo” criticó, para agregar que “aunque no les gusta que yo hable del narcoterrorismo, lo voy a seguir diciendo: el narcotráfico genera terror, y eso es terrorismo narco”.

Y apuntó hacia Aníbal Fernández: “En los últimos 20 años estuvo 12 como ministro de Seguridad, y es insostenible que ahora además de no cuidar a Santa Fe se rinda ante los narcos; debería pensar si no es momento de dar un paso al costado”, definió.

Carlos del Frade repite su letanía sobre las bandas narcopoliciales que liberan zonas en los barrios, y que el problema policial es político, que permite que “las mafias que esclavizan pibes en los barrios estragados por la sangre derramada, mientras el dinero que fluye se lava en el centro de las grandes ciudades”.

 

Peronistas y radicales cerca del cajón de manzanas

Orgánicamente, los radicales y peronistas se pronunciaron con sendos comunicados partidarios.

El Partido Justicialista emitió un comunicado en el cual habla de la “economía ligada al narcotráfico que no es nueva, se transformó en estructural y se consolidó en los últimos 15 años”; y agrega: “Repudiamos y rechazamos las declaraciones y actitudes de algunos dirigentes de la oposición que, motivados por el oportunismo, hacen uso de esta tragedia con fines meramente electoralistas. La espectacularización y la puesta en escena degradan el debate (…) diluyen las responsabilidades históricas y desprestigian a nuestra querida ciudad de Rosario”.

Los radicales anteriormente dijeron lo suyo a través del Comité Provincia exigiendo al gobernador de la provincia Omar Perotti, “que tome las decisiones que tiene que tomar para: retomar el control de las calles que hoy están a merced de las mafias, dotar de recursos y herramientas a la policía de la provincia para que puedan cuidar a los santafesinos, restrinja los movimientos de los narcos encarcelados en penitenciarías provinciales y exija a la Nación con la contundencia necesaria, que deje de mirar para otro lado y le dé a la ciudad de Rosario y a la provincia de Santa Fe en general, la asistencia que debidamente nos merecemos todos los santafesinos”.

 

Larreta viajó a Rosario. Bullrich lo había hecho días antes del atentado

Horacio Rodríguez Larreta también mirando el cajón de manzanas con tentación, viajó a Rosario para reunirse con el intendente Pablo Javkin, a quien le propuso –si fuera electo presidente de la Nación- enviar a Rosario a la Gendarmería y crear un cuerpo de elite, una suerte de FBI argentino. 

Esa misma idea nos la había deslizado el diputado nacional del PRO Federico Angelini, pero en relación de capacitar a las FFAA para la lucha contra el narcotráfico, tal como lo plantea su jefa política Patricia Bullrich, que había pasado por Rosario casi horas antes del atentado a la familia política de Messi.

Tanto Larreta como Bullrich coinciden en la necesidad de aislar a los presos que hayan sido detenidos por narcotráfico, para evitar la comunicación con el exterior y sus organizaciones criminales, y también la ampliación de sus zonas de influencia dentro de las cárceles.

Hace una semana escribíamos en estas páginas: “Ahora bien, la pregunta política es: ¿afectará electoralmente el clima de violencia de Rosario al peronismo gobernante? ¿Podría inclusive poner en riesgo el propio triunfo del gobernador –si es que se presentare– en la categoría diputados provinciales? 

Hoy, a la luz de los trágicos hechos, aquellas palabras cobran vigor; como una hidra que se regenera con más violencia, y que inclusive pudiera arrastra a todo “el arco político”. 

Rosario es una venenosa tentación.

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Laboratorio de Analisis Clínicos

Mario Maestu