Por Darío H. Schueri – Desde Santa Fe

Desde este domingo 16 y hasta eventualmente el domingo 19 de noviembre -si hubiere balotaje- los santafesinos acudiremos a las urnas un domingo por mes, sea para elegir ejecutivos y legisladores locales, departamentales y provinciales, como también nacionales, enmarcados por un clima anímico de intensa sensibilidad ante lo que pueda sobrevenir en el país con un nuevo gobierno; que no será otra cosa que aquel que elija la propia sociedad; a menos que decida no ir a votar y deje su futuro mediato en manos de los demás que, movilizados o por convicción, sí irán a sufragar.

 

¿Qué viene pasando con el nivel de asistencia?

Existe preocupación entre los candidatos por el nivel de asistentes a las urnas: en la última elección gubernamental del año 2019, concurrió a votar en las PASO santafesinas el 69.59 % de los empadronados, pasando al 71.91 % en las generales. Cuatro años antes, en el 2015, había asistido a las urnas en las elecciones generales el 76 % (no tenemos el dato de las PASO). 

En las elecciones legislativas nacionales del 2021, el 69.56 % consagró a los diputados y senadores nacionales por Santa Fe. Un dato por demás curioso (y casi extravagante): los tres senadores nacionales por Santa Fe están dispuestos a dejar sus bancas este año; de hecho uno de ellos, Dionisio Scarpín (UCR), jurará el 10 de diciembre como diputado provincial, debido al lugar que ocupará en la grilla de las generales del 10 de septiembre.

Valdría entonces presuponer que si entre el 68 % y el 69 % del padrón habilitado (2.811.328 ciudadanos) asiste a votar el domingo 16, estaríamos dentro de los parámetros considerados “normales” conforme la estadística que marca un descenso de cinco puntos desde el 2015 a la fecha, pero estancado en casi el 70 %.

Este año, salvo incidencia judicial en contrario, están habilitados para votar “optativamente” -y de manera inconstitucional – unos 85 mil jóvenes de entre 16 y 17 años, muchos de ellos atraídos a nivel nacional con el discurso libertario de Javier Milei, que no tiene representantes en las elecciones provinciales. 

 

Córdoba versus Santa Fe en el análisis electoral

Si pudieran servir de parámetro por las características geopolíticas, demográficas y socioeconómicas muy similares a la Provincia de Santa Fe, las recientes elecciones en Córdoba marcaron un norte: ganó la “centro derecha” con casi el 87%, de los cuales el Partido (peronista) “cordobés” Hacemos Unidos por Córdoba (creado por Juan Schiaretti en el 2019) se llevó más del 40 %, peleando voto a voto el mismo porcentaje con Juntos por el Cambio (que hace dos años había conseguido el 54 % en las legislativas nacionales).

Omar Perotti quiso emular a Schiaretti creando Hacemos Santa Fe, pero se quedó por el camino, y una vez más confluyó en la alianza peronista que no tiene candidatos del perfil votado en Córdoba. 

Tres de los cuatro precandidatos justicialistas (Cleri, Toniolli, Busatto) se identifican abiertamente con la “centro izquierda” (con barniz “progresista”), mientras que el “candidato del gobernador” (Lewandowski) intenta maquillar su ideología similar a la de sus “compañeros” para no desacomodar al Gobernador Perotti, considerado por el “subconsciente electoral” como “un piamontés de centro-derecha”.

En la oposición (Unidos) los dos representantes “radicales – PRO”, Carolina Losada y Maximiliano Pullaro van por el electorado de “centro-derecha” (que obtuvo el 40 % hace dos años en las legislativas nacionales), apalancados por sus precandidatos nacionales Patricia Bullrich (Mauricio Macri) y Horacio Rodríguez Larreta; mientras sus socios PS “de centro-izquierda” (aliados con Juan Schiaretti para las elecciones nacionales) vienen de lograr el 13 % hace dos años con la candidatura a senadora nacional de Clara García. Hoy pelearán la gobernación con Mónica Fein.

Para estas gubernamentales, las opciones “de derecha” contemplan también a Gustavo Marconatto (Escucharte), Edelvino Bodoira (Viva la Libertad) y Walter Eiguren (Moderado); mientras que la Coalición Cívica buscará votos “progresistas” con Eduardo Maradona. 

Todos ellos tratando de superar el piso de 42 mil votos en las PASO para seguir rumbo a las generales.

 

Últimas dos semanas de campaña. Losada y su sinceridad cruel

En estas páginas advertimos que Carolina Losada había cruzado fronteras a las que no volvería, cuando acusó arteramente a su contrincante interno Maximiliano Pullaro de ser un “personaje oscuro” con “vínculos con el narcotráfico”, en exagerada respuesta a las insinuaciones de Pullaro sobre su falta de idoneidad para gobernar la Provincia.

Sobre el filo de la semana pasada convalidó nuestro presupuesto diciendo que si perdiera la interna contra Pullaro no lo acompañaría rumbo a las generales (“con Pullaro tengo diferencias éticas y morales”, reafirmó), abriendo todo tipo de especulaciones: desde los que pensaron que fue una manera de admitir la derrota por anticipado, hasta quienes creen que demostró honestidad en sus convicciones; pasando por aquellos que se escandalizan al ver que rompió las normas de convivencia, buenos modales y reglas no escritas de las campañas.

En rigor de la verdad, la precandidata hizo todo eso junto, quizás poniendo en riesgo la carrera electoral privilegiando sus ideales: atacó lo políticamente correcto y marcó un precedente pasional en campaña. ¿Fue una decisión estratégica de sus equipos?: por lo que pudimos averiguar, habría surgido inconsultamente de ella misma. Desde su laboratorio prefieren callar y esperar el resultado de la elección, para ver si fue una genialidad de la candidata, o una torpeza supina. 

Maximiliano Pullaro prefiere, en cambio, no salirse del libreto preestablecido,  y convencido de que las encuestas lo miran con justificada simpatía, procura que nada arruine la hoja de ruta que minuciosa y planificadamente viene siguiendo desde hace dos años; inflexiblemente supervisada por el navegante Felipe Michlig 

En el peronismo, la proliferación de costosa cartelería del precandidato Leandro Busatto advierte que hay serias intenciones de pelear por el cetro que a “prima facie” debería ser para el “caballo del comisario”: Marcelo Lewandowski, recién ahora acompañado por Omar Perotti en la gráfica. 

Marcos Cleri insiste con ir en busca del voto cristinista puro, mientras Eduardo Toniolli se las rebusca como puede para ir instalando su imagen, con muchos menos recursos que sus contrincantes por lo visto.

A todo esto, oficialismo y oposición observan con sobresaltada expectativa los pasos que da el ministro de Economía Sergio Massa, en el intento por evitar que el barco en el que estamos todos, termine escorado a babor.

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Laboratorio de Analisis Clínicos

Mario Maestu