Por Darío H. Schueri – Desde Santa Fe
Como pocos de sus antecesores, Maximiliano Pullaro asumirá el gobierno con un país inmerso en una crisis económica y consecuentemente social, descomunal. El respaldo anímico y la tolerancia de la población santafesina serán esenciales para apuntalarlo en sus primeros pasos. Cada uno de sus futuros diez ministros deben internalizar que serán parte de un gabinete de guerra.
El futuro ministro de Economía, Pablo Olivares, recorre los pasillos de la Legislatura con su agenda debajo del brazo como desde hace cuatro años, tiempo que lleva asistiendo técnicamente al bloque de senadores radicales. “Pablo” agradece con proverbial amabilidad y don de gente que lo distingue, las felicitaciones de los rezagados por el cargo que ocupará; no pocos lo miran con calidez a sabiendas de lo que le espera, como a todos los que juren en el país el 10 de diciembre.
Olivares se distrae conversando con los periodistas legislativos sea sobre fútbol (es hincha de Colón), el origen de las transacciones comerciales en el mundo, o cualquier tema que se plantee, con solvencia académica (al fin y al cabo es profesor en la Facultad de Ciencias Económicas de la UNL); pero su semblante cambia cuando le preguntan: “¿Cómo ves la economía para cuando jures como ministro”? Ahí gesticula preocupación e incertidumbre, porque los números de la provincia sobre los cuales se sentará no gozarían de la buena salud que pregonan. Por ejemplo lo estremece la masa salarial que, fruto de las recomposiciones automáticas por inflación, deberá afrontar con ingresos de caja debilitados. Y lo más desconcertante: ¿con quiénes tendrá que lidiar en la Nación?
No menos turbado deberá sentirse Gustavo Puccini, el futuro ministro de la Producción que al menos si los pronósticos meteorológicos se cumplen, se hará cargo de la cartera con campos regados por las lluvias, pero arrastrando las calamitosas consecuencias de una sequía histórica, con sectores industriales y comerciales que muestran indicadores de ventas y productividad -ni hablemos de rentabilidad- penosos. Basta con mirar los análisis de coyuntura de las Bolsas de Comercio de Santa Fe y Rosario y los últimos informes de FISFE, por ejemplo.
El otro ministerio de operaciones lo constituirá Desarrollo Social (o como se llamare) cuya seguramente mujer radical a cargo deberá “abarajar” -como dijo alguna vez Jorge Álvarez, quien fuera ministro del área de Miguel Lifschitz- las consecuencias de la crisis, codo a codo con su tal vez norteño par de Trabajo y Empleo, “task force” de primera línea de combate de Pullaro, junto con el Ministerio de Seguridad que estará a cargo de Pablo Cococcioni, también depositario -violento en este caso- de las secuelas de la crisis material y humana que se agudiza en una sociedad estragada por donde se la mire.
El profesor rosarino José Goity deberá enfrentar los desafíos al frente de la cartera educativa de un cambio de ciclo y procesos de enseñanza con perspectiva del Primer Mundo, en un contexto de enseñanza pública casi de subdesarrollo. Goity no solo deberá lidiar con un sistema educativo pedagógicamente atrasado, flanqueado con un entramado sindical que por lo general no contribuye y un formateo cultural de padres y alumnos que propende a la carpeta médica psiquiátrica de los docentes.
El senador radical Felipe Michlig acaba de conseguir que la Legislatura le apruebe su mega proyecto para que todas las poblaciones que aún no tienen, puedan acceder al acceso pavimentado desde una ruta principal; iniciativa que deberá ejecutar su ahora compañero de bancada Lisandro Enrico desde el Ministerio de Obras Públicas; "un proyecto para que te luzcas como el mejor ministro de Obras Públicas de la historia, y yo te voy a estar controlando desde esta banca para que lo cumplas”, chanceaba Felipe a Enrico adelante nuestro, con la picaresca doble intención sobre su enigmático futuro en el gabinete de Pullaro.
¿Diez u once ministerios?
Finalmente el socialismo no llegó a elaborar una propuesta consensuada entre los sectores de Antonio Bonfatti y Clara García para llevarle a Maximiliano Pullaro los nombres de quienes ellos consideran las personas apropiadas para ocupar distintos casilleros en la futura gestión, comenzando por los ministerios aún vacantes de Salud y Cultura.
Esto habría generado un comprensible fastidio en el gobernador electo que, sobremanera en un área tan sensible y compleja como Salud, quisiera tener lo antes posible la persona que lo conducirá. La actual diputada provincial radical Silvia Ciancio, médica oriunda de Elortondo, fue quien se reunió con la ministra del área Sonia Martorano en la transición y si continuaran las divergencias en el socialismo, Ciancio bien podría calzarse la chaqueta de ministra.
En los mentideros políticos llegó a escucharse que un sector del socialismo, a los fines de zanjar la interna, habría pedido que el actual Ministerio de Medio Ambiente siga con ese rango (formaría parte de Producción).
Esta semana se terminarán de redactar las modificaciones a la Ley de Ministerios con los cambios propuestos por Pullaro.
Granata: de Cisne Negro (que no fue) a fiel de la balanza
La actual diputada Amalia Granata cosechó la friolera de 345 mil votos para su reelección, ubicándose en el tercer lugar después de Unidos y Juntos. Amalia no consiguió transformarse en el Cisne Negro de la compulsa, pero con sus siete escaños -en caso de conservarlos todos juntos- se transformará en el fiel de la balanza en una Cámara por demás atomizada y sin liderazgos concretos.
Ese potencial Granata ya lo está insinuando ante lo que se observa como una discutida preparatoria para elegir las autoridades del Cuerpo, mostrando en sus redes sociales una sugestiva y sugerente fotografía compartida en un restó junto al actual ministro de Gestión Pública -y mano derecha de Perotti- Marcos Corach, futuro par de Granata, y la hoy diputada peronista Cesira Arcando que no alcanzó la reelección.
Creemos que la diputada, ya avezada en los intrigantes asuntos de la política, le envió un mensaje explícito a quienes podrían visitarla para pedirle su voluntad si se complicare la elección de autoridades: “Con 17 votos de arranque (los siete de ella sumados a los diez del peronismo -y hasta se habla de un interbloque unipersonal-) yo también estoy en condiciones de pelear la Presidencia de la Cámara”, pareciera ser la advertencia.
Para terminar, rescatamos y hacemos propio el posteo en “X” del rosarino Andrés Actis: “La 'era de la ebullición', acelerada a niveles de desconcertar a toda la comunidad científica, combatida con una gobernanza mundial cada vez negacionista/retardista y bélica. ¿Qué puede salir mal?”.