Por Esteban Stiepovich
Los de ayer geriátricos, hoy identificados como "hogares de adultos mayores", en un país cuyas autoridades parecen más sensibilizadas por los cambios o modificación de nombres que por el cumplimiento de las normas que rigen su funcionamiento, vuelven a estar en la preocupación de quienes son afectados por las irregularidades observadas en sus servicios.
Una situación que era previsible y lo señalamos en un programa radial en oportunidad de ser sancionada la nueva ordenanza para esta actividad, por las exigencias planteadas en la normativa y la difícil, por no decir imposible, posibilidad de ser cumplida en su totalidad. De ahí el funcionamiento fuera del marco legal que existe hoy en el rubro, y por ende ausente de los controles municipales y sanitarios que garanticen un mejor servicio y un adecuado marco de tranquilidad a los que lo contratan.
El concejal Nahuel Pasquinelli (foto) acaba de presentar un proyecto de ordenanza en procura de un nuevo marco legal para los hogares de adultos mayores, reconociendo la inaplicabilidad de la actual, que impulsa a los que ejercen este servicio a hacerlo en la clandestinidad. Una irregularidad que, afirma, fue detectada desde 2019, no dejando de sorprender el tiempo transcurrido sin haber despertado una búsqueda rápida de solución, atento el carácter de la actividad y su presunción de riesgo para los internados. Dicho esto sin ánimo de cuestionamiento y menos invalidar la intención que conlleva su iniciativa, que considera el encuadramiento de hogares con alojamiento de no más de 10 o 12 personas -que son la mayoría- sumando un órgano con carácter de autoridad de aplicación y un integrante de la Comisión de Salud del Concejo, destinada a hacer inspecciones de los lugares de funcionamiento y garantizar las condiciones mínimas de higiene y bienestar de los alojados.
La nueva propuesta implicaría la derogación de la ordenanza actual, cuya inaplicabilidad era previsible, con el tratamiento y aprobación de una normativa que resuelva la situación imperante, caracterizada por particularidades de adaptación y funcionamiento de una actividad susceptible de consideraciones diferentes en su tratamiento, que además de dar mayor tranquilidad a los alojados y sus familiares, tienda a evitar la consumación de hechos lamentables y necesarios de desterrar.
