Por Darío H. Schueri – Desde Santa Fe
Este domingo, si las 10.458.844 personas que no fueron a votar el 13 de agosto en las PASO (el 29 % del padrón) lo hicieran, estarían definiendo quizás en primera vuelta al futuro presidente de la Nación entre los tres candidatos que en las primarias salieron técnicamente empatados. Pero nadie está en condiciones de afirmar cuántos ciudadanos “nuevos” irán a las urnas, y naturalmente por quién votarían. De todos modos, ¿podría haber presidente en primera vuelta? Técnicamente sí, posiblemente no.
Las probabilidades matemáticas de Milei, Bullrich y Massa
Los “macristas” se entusiasman con la épica del 2019, que así y todo no le alcanzó a Mauricio Macri para ser reelegido, después de acortar a ocho puntos en las generales la impresionante distancia de 18 puntos de las PASO.
En el 2019 era mano a mano contra Alberto Fernández; hoy hay un tercero en discordia para Juntos por el Cambio y el peronismo de Unión por la Patria: La Libertad Avanza de Javier Milei, junto con la inconveniente división de votos -creemos que en partes iguales al peronismo y JxC- del cordobés Juan Schiaretti sin chances alguna, como la candidata de la izquierda trotskista Myriam Bregman.
Matemáticamente, para que alguno de los tres principales electores llegue al 45 % a los fines de ganar sin necesidad de balotaje, necesitaría 15.2 % más Javier Milei, 17.1 % Patricia Bullrich y 17.7 % Sergio Massa, que traducidos nominalmente serían algo así como seis millones de personas más que deberían ir a las urnas este domingo. O menos, si se inclinasen mayoritariamente por uno de los tres candidatos.
Estaría también la posibilidad de que algún aspirante sorprenda con escaso crecimiento electoral y se llegue a la opción del balotaje: menos de 45 puntos porcentuales, pero a 10 puntos porcentuales de diferencia con el segundo.
¿Qué podría pasar con la economía?
El economista Juan Carlos de Pablo, presuponiendo intrínsecamente incluso el triunfo en primera vuelta de uno de los tres candidatos con chance, dijo en La Nación+ que “el lunes va a ser un día normal”, y no habrá faltantes de algunos productos en las góndolas, porque “lo que la gente está esperando es un rumbo concreto, cosas normales, tipos normales, que digan cosas normales”.
La sociedad, si bien como dice De Pablo no “vació” las góndolas de los supermercados, se aprovisionó esta semana que pasó como si estuviera frente al anuncio de un huracán o una guerra. Evidentemente algo -no bueno- “olfatea” para el lunes, independientemente de lo que presuponga el profesor De Pablo. ¿A qué o a quién le teme la gente?
El director financiero del Banco Digital Voii, Diego Redondo, dijo que el gobierno tuvo que “salir a calmar la dolarización de portafolio con palos, amenazas y regulaciones”; mientras que “varias empresas adelantaron el pago de salarios y aguinaldos al personal para que la gente salga a cubrirse (y “vaciar” los supermercados) y la Bolsa de Comercio operó sin cambios.
El dólar “blue”, paralelo o informal, a pesar de los inservibles operativos del gobierno en las cuevas o arbolitos callejeros, operó lo mismo vía delibery a domicilio y superó la barrera de los mil pesos. El “dólar cripto” que se llama USDT y cotiza uno a uno a través de billeteras virtuales, al momento de escribir esta columna pagaba mil trescientos pesos.
Lo cierto es que, sea cual fuera el resultado electoral de este domingo, los precios que aumentaron “preventivamente” difícilmente se retrotraigan. La explosiva emisión monetaria para solventar la campaña electoral del oficialismo, hará eclosión más temprano que tarde. El resultado electoral solo podría acortar o alargar la mecha. Y eso los “formadores de precios” (desde la fábrica alimenticia hasta la fiambrera de la vuelta de casa) lo saben.
En definitiva: en manos de los nuevos votantes de este domingo, estarán los nombres de las dos personas que el 19 de noviembre irían a segunda vuelta o balotaje en la carrera presidencial.
O como no hace mucho escribimos: quizá haya presidente sin más trámites.