Por Darío H. Schueri – Desde Santa Fe

Ambos le ganaron al peronismo batiendo récord en la democracia reciente. Maximiliano Pullaro superó el millón de votos en la provincia y Javier Milei superó nacionalmente la marca del 2011 de Cristina Fernández de Kirchner. Enormes desafíos para responderle a la misma sociedad que los invistió con semejantes responsabilidades.

Javier MIlei obtuvo en la provincia de Santa Fe más de un millón doscientos mil votos, alcanzando los casi 63 puntos porcentuales; mientras que Maximiliano Pullaro había logrado el 10 de septiembre sobrepasar el millón treinta y cinco mil votos, superando los 55 puntos. 

El peronismo santafesino subió casi ocho puntos de una elección a otra, pasando de 29.59 % al 37.17 %.

Pullaro y Milei pintaron la provincia de amarillo primero y violeta ahora, dejando al peronismo en estado catatónico hasta que pase el tiempo, las heridas comiencen a suturar y encaren la renovación para la cual seguramente se anotarán varios dirigentes jóvenes. 

Un dato a tener en cuenta: la disputa nacional de este domingo se dio entre dos contendientes “sub 50”, relegando a los sesenta y setentista Bullrich y Schiaretti. 

 

La ardua tarea de gobernar tapados de votos

Uno y otro prometieron recibir los estados con beneficio de inventario. En Santa Fe el futuro encargado de la Hacienda pública Pablo Olivares, ya anunció que la gestión de Omar Perotti le dejará un déficit financiero de alrededor de siete puntos del presupuesto (¿el actual de dos billones o el proyectado de cuatro?) que el propio gobernador Perotti se encargó de explicar que es “coyuntural”; mientras que a Milei los economistas le muestran un panorama más que patético: inflación desaforada, deuda interna y externa insoportable, reservas en dólares negativas en el BCRA, precios y tarifas “pisados”, dólar atrasado, entre otras calamidades. 

Vale decir que Pullaro no deberá esperar mucho que digamos de la Nación -casi nada- más allá de lo que se envía automáticamente por coparticipación. 

Pullaro al saludarlo a Milei le recordó que "el país transita una enorme crisis", con los deseos de que "con sus decisiones pueda encontrar soluciones que transformen y modifiquen la angustia que tienen hoy todos los argentinos".

A todo esto, El Niño pareciera que pegará duro en la provincia de Santa Fe –ya lo advirtió el futuro ministro de Obras Públicas Lisandro Enrico- y la sequía catastrófica podría transmutar en inundaciones y desastrosas tormentas, de manera tal que no serán pocos los dolores no solo para Enrico, sino también para Gustavo Puccini y sus secretarios de Agroalimentos Mántaras y Geese en el área energética, que absorberá el 10 % del presupuesto provincial y dependerá de decisiones nacionales. Geese ya las vivió cuando en el gobierno de Mauricio Macri el secretario de Energía Aranguren quitaba los subsidios, trasladando el costo social y político a las provincias. Milei ya anunció que hará lo propio.

 

Milei nos confirmó que no estábamos equivocados

Cuando antes de las elecciones generales afirmábamos en estas páginas que la sociedad iba hacia un cambio drástico y que consagraría un presidente en primera vuelta, aclarábamos que esa era la voluntad intrínseca, pero la división de los votos entre Milei, Bullrich y Schiaretti la transformaría en impracticable. Y así fue. La misma partición que le generó a Sergio Massa el espejismo de haber entrado al balotaje con la peor gestión económica de la historia reciente.

Pero la decisión de cambio contundente y aleccionador en el alma de los argentinos estaba intacta. Solo era cuestión de tiempo. Y no hubo pícaro fin de semana largo, ni hipotecaria campaña del miedo, ni “plan platita” que la detuviera: la sumatoria se dio este domingo. Nunca estuvimos equivocados. O sí: pensábamos que el cambio vendría del lado de Patricia Bullrich, pero evidentemente la sociedad quería que fuese profundo o nada: y optó por Javier Milei. Y lo hizo curiosamente después de que precisamente Patricia Bullrich y Mauricio Macri le dieran la pátina de institucionalidad y republicanismo de los cuales dejaba mucho que desear. 

Ahora veremos si les hace caso. Millones de argentinos salieron a las calles a festejar el fin de la era kirchnerista (no del peronismo). Esos mismos millones que no dudarían en salir a bancarlo a Milei ante los atropellos que pudieran hacerle los derrotados y perdidosos de privilegios. 

Pero también lo harán con la misma fortaleza para recriminarle si no cumple con su palabra: terminar con la corrupción. Los tiempos por venir serán cruentos y de grandes sacrificios en materia económica; la sociedad estará dispuesta a soportarlos siempre y cuando vea la misma actitud en los gobernantes.

 

Con la ilusión de los pibes, no

Millones de jóvenes, paradójicamente esos mismos que el kirchnerismo hizo sufragar a partir de los 16 años, votaron y festejaron el triunfo de Javier Milei con la esperanza de un futuro mejor. Sepa Javier Milei que serán los padres, cada quien a su manera, quienes velarán para que no le rompa esas ilusiones. 

No tendría perdón, ni de Dios ni de nosotros los mayores, después de ver las lágrimas en los ojos de esos entusiasmados chicos. 

¿En qué o quién podrían confiar esos pibes si Milei los estafara?

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Laboratorio de Analisis Clínicos

Mario Maestu