El periodista Fernando Coronel elaboró un trabajo que recoge información estadística y permite visualizar la curva de la COVID en Venado Tuerto, en estos últimos días. Y adelanta y analiza opciones.
Es como cuando vamos en la ruta. Hay carteles que dicen "Atención! Curva peligrosa. Descienda la velocidad". Bueno, esta es una de esas curvas. El Gobierno de Venado Tuerto comenzó a informar el martes pasado -tres días después de que el Ministerio de Salud de la Nación declarara a Venado Tuerto con transmisión comunitaria- de los nuevos contagios diarios (con sendas diferencias con los conteos vespertinos del Ministerio de Salud de Santa Fe). En solo SEIS días el número de personas con COVID-19 trepó de 32 a 123, (384 %). ¿Cuándo las autoridades tomarán la decisión de bajar la velocidad antes de que nos estrellemos? Las autoridades nacionales dejaron liberada esa decisión a las provincias y las provincias a los municipios, pero esboza algunas sugerencias que son las que el sentido común indica: el tiempo de duplicación de casos, la capacidad de respuesta del sistema hospitalario, el tipo de transmisión en la zona, etc... Para el reconocido infectólogo Miguel Pedrola, poner el freno, cambio de fase mediante, es una posibilidad que "va a estar directamente ligada al número de camas y de respiradores con los que se cuente, sumado a la evolución de los contagios diarios" (5/8) y días más tarde ratificó esta convicción cuando sostuvo que "recién cuando se ocupen 10 camas (críticas) sonarán las alarmas (...) y podemos pedir un regreso de Fase" (15-8). Entre Venado Tuerto y Firmat hay 21 camas de esas características. A esta altura, tal como está creciendo la curva y teniendo en cuenta otros factores, es posible pensar que muchos pacientes requerirán una de esas plazas en los próximos días... Claro que con la COVID-19 nada es predecible. Pedro Bustos se muestra más preocupado por otras cosas: el mensaje contradictorio de la gente, por ejemplo (17/8 La Nueve Venado 104.5). Y tiene razón, pero parece que fuera más materia de sociólogos que de médicos o de dirigentes. Leonel Chiarella se encontró con que una pandemia le estalló en la cara a apenas unas semanas de haber asumido y, a ocho meses de los días de gloria, debe tomar la decisión de convertirse en Ignatius Reilly, aquel personaje pulitzeriano de Bukowsky, o en pasar a la historia de la ciudad como un Aquiles, con quien Zeus se cebó cruelmente pero se convirtió en mito porque murió matando. En última instancia, allí está el cuadro que día a día le preparan sus asesores y que muestra que aún estando lejos del "pico que nunca llega" el número de contagiados se cuadriplica en menos de una semana. Con estas cifras hay una importante porción de la sociedad, particularmente los más vulnerables, que piden un regreso de Fase ya mismo y, por otra parte, un empresariado local al cual ni se le cruza por la cabeza esa posibilidad. Si el intendente es habilidoso, se muestra como el capitán de un barco errante en medio de una tempestad, si asume la decisión de frenar ahora y si sus asesores de prensa desconectan el modo campaña para que sus apariciones sean más creíbles, hay una alta posibilidad de que se convierta en Aquiles: morirá matando y con el paso del tiempo será recordado como un héroe. Si, por el contrario, demora la decisión y la situación se mantiene como hasta ahora, su destino de Reilly será absolutamente ineludible. Pero allí están -incluso por encima de la frialdad de los números que queman- los infectólogos, la gente, los comerciantes, los empresarios... Y LOS POLÍTICOS... ¿Cuándo frenaremos, entonces? En medio de este combo, que siempre acompaña a las desgracias no previstas, es difícil predecirlo y solo la serenidad y el equilibrio de todos logrará que la inercia de la COVID "no nos lleve puestos". Ojalá este gráfico, esta curva que debemos mirar con atención, sea más alentadora dentro de una semana; pero es imprescindible que cada uno ponga lo mejor de sí para que eso ocurra... Ojalá...
